
Por Marcos Arza García, investigador USC y Mariluz Gil Docampo, Coordinadora del Máster Universitario en Sistemas Aéreos no Tripulados (USC / UVigo)
En la última década, la tecnología de los drones de uso civil ha comenzado a alzar el vuelo, y aunque muchos presuponían que el despegue sería casi vertical, lo ha hecho de una forma más bien paulatina. Los inicios han representado un proceso gradual, condicionado en parte, por la rigidez normativa de la que casi todos los actores implicados nos hemos estado quejando. Pero poco a poco, el crecimiento ordenado y la madurez profesional del sector van forzando la apertura del marco regulatorio. Al emprendimiento impulsivo de los primeros años ya se va imponiendo un tejido empresarial sustentado cada vez más en los cimientos de la I+D+i y la formación. Estos dos pilares fundamentales, han soportado toda aparición técnica o tecnológica a lo largo de la historia, y en este caso, no será distinto.
La I+D+i, representa la base para que la aplicación práctica de los drones en el sector civil esté cada día más presente, de forma más segura, y sea capaz de generar un mayor beneficio para la sociedad. Las universidades y centros tecnológicos junto con las pequeñas compañías y startups han sido las primeras en tomar la iniciativa para demostrar el potencial de los drones. En la actualidad, los gobiernos y las grandes compañías tractoras hacen sus apuestas por los mega-proyectos de innovación con UAVs. Los anuncios de taxis no tripulados o las entregas aéreas de paquetería parecen cada vez menos futuristas.
La formación constituye el segundo pilar, y la base para el emprendimiento tecnológico en la industria de fabricación de drones y de provisión de servicios. Lo cierto es que el de los robots aéreos es un sector atractivo para muchos. Lo hemos visto en los últimos tiempos con el “boom” de operadoras y de pilotos certificados. Aunque quien quiera dedicarse a esto, sabe ya ahora que ser piloto de dron, puede ayudar, pero no basta si no sabes qué hacer con el equipo ni qué valor añadido va a aportar tu servicio. Hasta aquellos servicios aéreos más populares, como la filmación aérea, alcanzan ya unas cotas de profesionalización tales que disuaden a cualquier emprendedor animado simplemente por apuntarse a la moda y sin un verdadero grado de profesionalización.
El sector necesita mano de obra cualificada, multidisciplinar y altamente especializada. Profesionales de la robótica, la geomática, la agronomía, la aeronáutica y otras ingenierías se encuentran entre los perfiles más demandados en un sector que ahora mismo ya es capaz de absorber mucho más capital humano del que realmente tiene a su alcance. Será en las universidades, centros de formación profesional y en la propia empresa, donde deberán instruirse los profesionales involucrados en la cadena de valor. La faceta de ingeniería, diseño y fabricación de los drones va a ser una rama de la industria en auge durante los próximos años. También lo será la vertiente de aplicación de estas herramientas, en la búsqueda de nuevas vías de uso y la explotación de la información capturada.
Todas las previsiones apuntan a un crecimiento explosivo del sector a medio plazo. Y no. No parece que nos estén vendiendo humo, cuando gobiernos y grandes compañías apuntan ya inversiones millonarias hacia el cielo. La formación y la I+D+i se configuran como elementos fundamentales para hacer que estas extraordinarias perspectivas se conviertan en realidad.